miércoles, 17 de julio de 2013

Ventanas III

Esta vez son las ventanas del Castillo Egaña, en la localidad de Rauch, que fue construido por Díaz Vélez entre 1918 y 1930, quien nunca llegó a habitarlo ya que falleció camino a la inauguración...


Expropiado en 1960 por el gobierno provincial, hoy se encuentra en lamentable estado de abandono.








Más fotos en: Marina Rovituso Photography - Castillo Egaña

miércoles, 10 de julio de 2013

Princesas y dragones

Creemos a veces, que no queda ni siquiera un dragón. Ni un caballero andante, ni una sola princesa deslizándose por secretos bosques, encantando con su sonrisa a los venados y a las mariposas.


Creemos a veces que nuestra era ha dejado atrás toda frontera, ha dejado atrás toda aventura. El destino está lejos por sobre el horizonte; las sombras refulgentes pasaron al galope tiempo ha, y han desaparecido.


Qué gusto equivocarse. Princesas, caballeros, hechizos y dragones, misterio y aventura... no sólo existen aquí-y ahora: ¡son todo lo que siempre vivió sobre la tierra!
En nuestro siglo han cambiado vestimentas, por supuesto. Los dragones hoy usan ropajes de gobierno, y trajes de fracaso, y equipos de desastre. Los demonios de la sociedad, bajan en remolino hacia nosotros, si apartamos del suelo la mirada, si osamos girar a la derecha en los recodos donde nos fue ordenado virar hacia la izquierda. Tan hábiles se han vuelto las apariencias que princesas y caballeros pueden esconderse las unas de los otros, y pueden esconderse de sí mismos.


Empero, los que dominan la realidad aún nos salen al encuentro de nuestros sueños, para decirnos que jamás perdimos el escudo necesario para enfrentar dragones, que un voltaje de fuegos azulados ondula por nosotros ahora mismo, para cambiar el mundo tal y como gustemos. La intuición nos susurra, veraz: "¡No somos polvo, sino magia!"


(El puente hacia el infinito - Richard Bach)


viernes, 5 de julio de 2013

Ajedrez

—Mejor terminemos nuestra partida de ajedrez —dije—. Te tocaba jugar a ti.


Había olvidado mi elegante trampa; me llevó tanto tiempo recordarla como a ella estudiar su posición y mover.

No movió el peón que era esencial para su sobrevivencia. Me sentí entristecido y encantado. Al menos podría mostrarle mi maravillosa trampa satinada en el momento de cerrarse. Después de todo, esto es aprender, pensé, no el hecho de perder el juego, sino cómo lo perdemos, cómo nos cambia el perder, qué obtenemos de eso que no teníamos antes, para aplicarlo a otras partidas. Perder, de un modo extraño, es ganar.

Aun así, una parte de mí se entristecía por ella. Mi reina avanzó y levantó a su caballo del tablero, aunque estaba custodiado. Ahora su peón tomaría a mi reina para el sacrificio. Anda, pequeño demonio, toma la reina y disfruta mientras puedas.


Su peón no comió a mi reina. En cambio, después de un momento, su alfil voló de una esquina del tablero a la otra. Sus ojos, en azul nocturno, observaron los míos, esperando la reacción.

—Jaque mate —susurró.

Me convertí en cenizas, incrédulo. Estudié lo que ella acababa de hacer, saqué mi libreta y escribí media página.

— ¿Qué escribiste?

—Un pensamiento nuevo, lindo —dije—. Eso es apren­der, después de todo: no el hecho de perder el juego, sino cómo lo perdemos, cómo nos cambia el perder, qué obte­nemos de eso que no tuviéramos antes, para aplicarlo a otras partidas. Perder, de un modo extraño, es ganar.

Estaba livianamente sentada en el sofá, sin zapatos, con los pies cómodamente recogidos bajo el cuerpo. Yo, sentado en el sillón de enfrente, puse con cuidado los zapatos sobre la mesa, para no dejar marcas en el vidrio.



Texto: El puente hacia el infinito. Richard Bach.
Música: Tablero de ajedrez. Bodie y La Flota Plateada.

miércoles, 3 de julio de 2013

Devora


Verde quedo por ahí
Sosteniendo la señal
30 días siempre gris
y un domingo natural

Nooo, no quiero recordar
a esa séptima, ola que casi me ahoga
Voooy nadando en un canal
y el tiempo devora mis mejores horas.

Algo nuevo apareció
los sentidos ahora juegan
ahora tengo una misión
con un barco que me lleva.

Nooo, no quiero recordar
a esa séptima, ola que casi me ahoga
Voooy nadando en un canal
y el tiempo devora mis mejores horas.